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Contractura y esguince

¿Quién no ha tenido alguna vez una de estas lesiones? Todos hemos dicho alguna vez “tengo una contractura en la espalda” o “ me he hecho un esguince de tobillo”. Si njo sbes excatamente qué te ha psado lee nuestro artículo.

En nuestros cuatro años de vida Fisioterapia Athenea ha recibido numerosos pacientes con este tipo de lesiones para ser tratados, y es que son dos de  las dolencias más habituales que se producen en la sociedad. Por esta razón vamos a hablar hoy de ellas. Pero no queremos indicaros cómo prevenirlas o cómo tratarlas esta vez, sólo queremos que conozcáis qué son realmente para vuestro conocimiento personal.

Curiosamente, nos hemos dado cuenta que los pacientes, en muchos casos, saben que tienen una contractura o saben que se han hecho un esguince ya que son capaces de identificar los signos y síntomas que tienen con estas lesiones. Pero, ¿conocen exactamente qué son?, ¿qué es lo que pasa en nuestro organismo cuando las tenemos?.

Vamos a intentar ayudaros para que entendáis estos dos conceptos. Creemos que el máximo conocimiento de la lesión que se padece ayuda a sobrellevarla mucho mejor ya que puedes saber el pronóstico futuro con más certeza  y la evolución que se puede producir. Saber qué es lo te pasa es positivo psicológicamente y predispone al paciente a una buena y pronta recuperación.

Bien, vamos con las contracturas en primer lugar.  Médicamente, la contractura se define como una contracción involuntaria, duradera o permanente, de uno o más grupos musculares, que mantienen la parte respectiva en posición viciosa, difícil o imposible de corregir por movimientos pasivos.1

Es decir, lo que vulgarmente llamamos “nudo”. Ese nudo pude aparecer por varias razones: por un sobreesfuerzo, malas posturas mantenidas en el tiempo, frío ( ya que como método de calentamiento el cuerpo reacciona contrayéndose para generar calor y, a veces, se produce  la contractura ), golpes, etc. A pequeña escala dentro del músculo lo que sucede es que las fibras que lo componen tienen una disposición paralela y tras una contracción brusca por algunas de las razones anteriormente descritas se “descolocan” y se produce ese “nudo”. Pueden aparecer en cualquier músculo de cualquier parte del cuerpo.

Y nos preguntáis mucho: pero, ¿se llegan a quitar del todo? Depende. Cuando el origen de la lesión es agudo, es decir, un golpe, un gesto fortuito, un sobreestiramiento, un sobreesfuerzo, etc. se eliminan fácilmente puesto que el desencadenante es algo puntual  que, en teoría, no se va a volver a producir. Sin embargo, cuando son contracturas provocadas por malos hábitos posturales son muy difíciles de corregir, puesto que primero hay que eliminar estos malos hábitos y después tratar la contractura. Normalmente, estas malas prácticas se realizan durante un largo periodo de tiempo, es decir, pueden pasar meses o años teniendo una mala postura sin darnos cuenta. Este factor del tiempo ayuda a perpetuar esa contractura haciendo muy complicada su eliminación completa. Si es cierto que el tratamiento manual de las contracturas de este tipo puede llegar a “silenciarlas” y que no provoquen dolor u otros síntomas.

Insistimos en otra idea. Las contracturas no se eliminan por sí solas. Es decir, la medicación y el reposo van a ayudar a disminuir o “esconder el dolor”, relajar ligeramente el músculo pero no las va a eliminar. Hay que realizar un tratamiento manual específico para hacerlas desaparecer. Así que acude a tu fisioterapeuta de confianza.

Nos centramos ahora en los esguinces. La teoría dice de ellos que son “torceduras o distensión violentas  de una articulación sin luxación, que puede llegar a la rotura de algún ligamento. Se caracteriza por dolor, tumefacción rápida e incapacidad de los movimientos2

Es decir, el esguince se produce en un ligamento y no en el músculo. Hay tres grados dependiendo de la gravedad del esguince que atienen al número de fibras del ligamento que se rompe. Los ligamentos unen dos huesos de una articulación. Por tanto, al igual que las contracturas, se pueden producir en cualquier parte del cuerpo aunque el más habitual sea el del tobillo.

El tiempo de recuperación es mayor  porque se necesita una fase de cicatrización del ligamento y de unión de las fibras  que, por ejemplo, en una contractura no existe.

En esta  ocasión insistimos, también, en la necesidad de recibir tratamiento por muy leve que sea y por muy poca importancia que le demos a la torcedura. La distensión, rotura y mala cicatrización del ligamento provoca pérdida de estabilidad en la articulación y hace más propenso al paciente a recaer en la lesión.

SI HABÉIS TENIDO O TENÉIS UNA DE ESTAS LESIONES YA SABÉIS EXPLICAR QUÉ OS PASA EXACTAMENTE. ESPERAMOS QUE OS HAYAMOS ACLARADO ESTOS CONCEPTOS

 

1. Diccionario terminológico de ciencias médicas. 13ºed. Masson. Pág. 285

2 Diccionario terminológico de ciencias médicas. 13ºed. Masson. Pág 440

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